Existen diferentes motivos por los que las personas deciden buscar la ayuda de un terapeuta:

la ruptura de una relación amorosa, la pérdida de un ser querido, sufrir una infidelidad, traumas del pasado, una infancia dolorosa, la incapacidad de vivir plenamente y concluir lo que se empieza, dificultad para relacionarse con las demás personas, dificultad para poner límites a los demás, incapacidad para perdonar a quienes te han lastimado o a ti mismo.

Ansiedad, estrés, falta de aire, nerviosismo, temor, insomnio, alopecia areata, son solo algunas de las formas en la que nos nuestro cuerpo grita pidiendo ayuda, porque siente que no hay algo bien, pero la mente se esfuerza en evadir esa realidad.

Si alguna vez te has sentido así y crees que te gustaría conocer otra manera de vivir en la que no sea necesario sufrir, la terapia puede ayudarte proporcionándote herramientas que te enseñen a concluir estos asuntos pendientes y a hacerte cargo de ti mismo, así como de empezar a vivir en el aquí y ahora.

Atrévete a hacer lo que nadie más hará por ti: hacerte libre.

La terapia psicológica es un gran regalo que puede mejorar significativamente nuestra vida, dejando atrás las actitudes codependientes y consiguiendo elevar nuestra autoestima, para vivir en libertad.